
La semana laboral de cuatro días que implementó Islandia
Después de la pandemia, el mundo laboral ha experimentado una transformación radical. El teletrabajo, las jornadas híbridas y la búsqueda de un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal pasaron de ser conceptos marginales a convertirse en aspiraciones comunes para trabajadores de múltiples industrias. En este contexto, Islandia ha emergido como un referente mundial al implementar con éxito la semana laboral de cuatro días en gran parte de su mercado. Este modelo, que busca optimizar la productividad y la calidad de vida de los empleados, ha sido objeto de atención global debido a sus resultados positivos tanto para los trabajadores como para la economía del país.
El 2020 generó una revaloración del tiempo y el esfuerzo dedicados al trabajo, así como de sus efectos en la salud mental y la vida personal. En diversos países, esto impulsó debates sobre la reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial, un planteamiento que Islandia había comenzado a explorar desde 2015 en sectores públicos.
Los primeros ensayos demostraron que reducir el número de horas de trabajo mantenía – e incluso aumentaba – la productividad de los empleados, todo mientras se potenciaba el bienestar general. Con este respaldo, Islandia expandió la iniciativa y formalizó una semana laboral reducida en 2019, lo que generó una significativa adhesión entre sus trabajadores.
La historia de la semana laboral de cuatro días en Islandia se remonta a los pilotos experimentales que el gobierno islandés y el Ayuntamiento de Reikiavik impulsaron entre 2015 y 2019. Estos ensayos iniciales se realizaron en una variedad de sectores públicos, desde departamentos gubernamentales hasta estaciones de policía y oficinas de servicios sociales. La iniciativa, que permitió a los empleados reducir sus horas semanales de 40 a 36 sin una disminución en su salario, contó con la participación de alrededor de 2.500 trabajadores.
Los resultados de estos primeros ensayos fueron concluyentes: la reducción de horas laborales no solo mantuvo la productividad de los empleados, sino que también mejoró su satisfacción y bienestar general. Según un informe de 2021 de The Autonomy Institute y Alda (Asociación para la Sostenibilidad y la Democracia), el éxito de estos pilotos fue el detonante para que los sindicatos islandeses negociaran la implementación de una semana laboral reducida para miles de trabajadores en todo el país. En 2019 y 2020, estas negociaciones dieron lugar a acuerdos laborales históricos que “institucionalizaron” el derecho a una semana laboral más corta para gran parte de la fuerza laboral islandesa.
La experiencia islandesa ha mostrado que la reducción de horas laborales puede transformar profundamente la vida de los empleados sin afectar negativamente a la economía. De hecho, en 2023, Islandia experimentó un crecimiento económico de un 5 %, y la tasa de desempleo se mantuvo en un nivel bajo del 3,6 %, lo que ubica al país entre los más sólidos de Europa en términos de crecimiento y estabilidad laboral. ¿Cómo llegó Islandia a estos resultados? ¿Cuáles han sido los efectos concretos de la reducción de horas en la vida y productividad de sus ciudadanos?
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